jueves, 7 de agosto de 2008

Me metí a un taller de cuento galla! (y ahora estoy escribiendo weas así)

Terminó el concierto y la guitarra quedó tirada entre los cables y desde ahí…
- ¿Me deja hablar a mí?
- Sí, por supuesto.
Hola, hola, aprovechando el escenario voy a hacer stand up comedy. Soy la guitarra y voy a hablar de mi dueño. Que feo sonó eso, de nuevo y para las más feministas new age hablaré de mi compañero de ruta. ¿Han cachado que los cantautores siempre se enamoran de extranjeras? Es clásico como el fútbolista y la modelo pero más cool, vestidos de arte nadie les dice nada. Victor Jara, para dar un nombre, o Chinoy para los más alternativos. Y yo la guitarra que soy la que le consigue las minitas termino tirada. Y eso que soy mucho más que curvas perfectas y una resonancia sideral. Sideral, ejalé Neruda. Otro pelota de los mismos.
La historia es la siguiente, siempre igual, por los siglos de los siglos amén. El hueón es feo, no que de miedo, pero feo al fin. Me conoce. Me mete los deditos. Agarra práctica. Y PUM. Se pone brilloso. Lo invitan a los recitales under. El público aplaude. Se emociona, porque cómo el cantautor es pobre, trae letras nuevas que el público under platudo desconoce. Ellas siempre están ahí, rubiesitas de ojos hermosos. Cómo los ángeles, dicen ellos porque son fifis. Cómo las minas ricas de las películas afirmo yo con más certeza. Vinieron a América a sacar fotos a conocer la barbarie. Vinieron porque son aventureras. Y ellos guitarra en mano vendiendo el personaje de la chilenidad son el mejor souvenir. Comprador y producto están felices. Guitarra no porque nadie la toca (nótese como hablo de mi intercera persona, a lo futbolista) Guatita llena, corazón contento, boquita cerrada. Ya no hay música, fin de la relación. Corten, toma dos.
Señora soy la guitarra, una mujer rellenita como usted. Candidata a alcaldesa próximamente, pero eso es harina de otro costal. Soy yo escribiendo esta fábula y mi consejo es: Cuando vea a un joven artista con guitarra en mano, huya. No se preste pa relleno, él no la busca a usted. Pero no se ponga triste, que cómo buena guitarra le voy a ponerle un tema.